Seminario Clínico 2009.

El pasado jueves 15 de Octubre se realizó el último encuentro del ciclo de conferencias 2009 del I.O.M delegación Escobar, el cual tuvo lugar en la sede Campus de la Universidad del Salvador.

En esta oportunidad contamos con la presencia del Dr. Rafael Skiadaressis, la Lic. Ines Szpunt y el Dr. Roberto Ileyassoff, nuestro interlocutor, quien estuvo a cargo del cierre.

El Dr. Skiadaressis desarrolló su clase titulada ¨La práctica psicoanalítica en el ámbito de las instituciones de salud mental¨ presentando un recorrido histórico ubicando los siguientes puntos: La intersección entre el psicoanálisis y la psiquiatría en la salud mental y la salud mental como discurso del amo.

En relación a esto situó que el psicoanálisis tiene una visión microscópica, mientras que en la psiquiatría la visión es macroscópica. Además mencionó el DSM 4 que con su clasificación de trastornos mentales, tiene una visión ateórica.

Según su exposición la visión desde el psicoanálisis mantendrá la postura de “desconfianza del sabio”, dará un lugar al Sujeto en el otro y apuntará a reconocer su subjetividad, alojarlo.

Luego escuchamos a la Lic. Inés Szpunt quien se refirió a ¨ El lugar del psicoanálisis en la sociedad actual.¨ quien comenzó su clase tomando a un pensador del mayo francés llamado Guy Debord discípulo de Henri Le Febvre de la escuela situacionista para caracterizar la época. Debord, en su libro denominado La sociedad del espectáculo, anticipa lo que se estaba gestando y sucediendo con el sujeto y los medios de comunicación audiovisuales en la postmodernidad globalizada. Se referirá al espectáculo como una relación social, entre personas mediatizadas por imágenes. Dirá que constituye el modelo actual de la vida social dominante.

¨ La realidad surge del espectáculo y el espectáculo es real. Esta alineación reciproca es la esencia y el sostén de la sociedad de la época.¨

Describirá que a diferencia de la modernidad donde lo que circulaba era la mercancía, hoy lo que vende es la imagen, es el vacío encubierto por el ideal velando lo que solo es apariencia.

Se desprende de esto que el espectador es un individuo que funciona cautivado por la imagen, a priorizado el tener al ser, poseer objetos intercambiables cuyo brillo lo enceguece.

La sociedad del espectáculo, la que todo da a ver, cuanto mas muestra, más fascina y a su vez inmoviliza e inhibe la capacidad de actuar.

Quien nos habla ubicará tomando a Sinatra, en ese ¨nada acontece ¨ el sujeto espectador hipnotizado, una modalidad de goce autoeróticos, como efecto del voyeurismo paralizante.

Este autoerotismo desemboca en las dificultades de hacer lazo con el otro, es lo que marca como efecto del espectáculo, la característica de la época. Dirá que Debord proponía como salida el arte y planteará como interrogante: ¿Qué podemos proponer desde el psicoanálisis para despertar a este sujeto adormecido por la imagen?

En respuesta e esto situará al psicoanálisis en la vereda opuesta del discurso de la sociedad del espectáculo, debido a que propone la palabra como mediación, en un cuerpo a cuerpo.

Cada sesión con un psicoanalista implica una contingencia, es decir un azar, afirma que lo vivo vale la pena de se dicho, en un cuerpo a cuerpo, en un tiempo propio. Un trozo de poesía que el sujeto da a su existencia, o sea es un paréntesis un trozo de tiempo sustraído a la locura del reloj del sujeto contemporáneo. Esto produce despreocuparse de la búsqueda común y encontrarse en su deseo y su goce, el de su singularidad, que rompe con la violencia que es el efecto en el sujeto de la especularización de la imagen.

O sea hay despertares particulares y para eso esta el analista para escucharlos y ver de qué forma nueva se disfraza el inconciente.

Hacia el final de las conferencias el Dr. Roberto Ileyassoff concluyó: ¨…la oposición entre psicología individual y psicología social o colectiva, que a primera vista puede parecernos muy profunda, pierde gran parte de su significación en cuanto la sometemos a un más detenido examen. La psicología individual se concreta, ciertamente, al hombre aislado e investiga los caminos por los que el mismo intenta alcanzar la satisfacción de sus instintos, pero sólo muy pocas veces y bajo determinadas condiciones excepcionales, le es dado prescindir de las relaciones del individuo con sus semejantes. En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, «el otro», como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado."

Esta cita de Freud, en su texto "Psicología de las masas y análisis del yo ", sirvió de apoyo para presentar la problemática del otro en Freud a través de sus Escritos Sociales. Se eligió denominar de este modo a "Tótem y Tabú", a "El malestar en la cultura " y a "El porvenir de una ilusión”.

El Dr. Ileyassoff relacionó esta problemática con las de las otras ponencias acerca de la práctica psicoanalítica en el ámbito de las instituciones de la salud mental y acerca del lugar del psicoanálisis en la sociedad actual, dando por finalizado el encuentro.

Seminario 2009

"El encuentro con un psicoanalista: modalidades de la demanda".

Clase de apertura: Roberto Ileyassoff.

Viernes 24 de Abril, 14:00 Hs.

Sede “Un lugar en el mundo”.
3 de Febrero 176 (Escobar)


"El psicoanálisis y sus posibles efectos terapéuticos".

Docente invitado: Jose Matusevich

Viernes 24 de Abril, 15:30 Hs.

Sede " Un lugar en el mundo”.
3 de Febrero 176 (Escobar)


"El duelo en niños"

Docente invitada: Liliana Cazenave

Viernes 26 de Junio, 14:00 Hs.

Sede "Un Lugar en el Mundo".
3 de Febrero 176 (Escobar)


"La práctica psicoanalítica en el ámbito de las instituciones de salud mental".

Docente invitado: Rafael Skiadaressis

Jueves 15 de Octubre, 09:00 Hs.

Sede “Universidad del Salvador”. Campus (Pilar).


"El lugar del psicoanálisis en la sociedad actual".

Docente invitada: Ines Szpunt

Jueves 15 de Octubre, 11:00 Hs.

Sede “Universidad del Salvador”. Campus (Pilar).

Aportes a la práctica psicoanalítica

Roberto Ileyassoff


Lo que no engaña en la practica psicoanalítica es la angustia. La angustia no es sin objeto que la cause.

Este objeto es un detalle muchas veces nimio e “insignificante”, otras veces inconfesable, y que siempre aparece en el texto del decir del paciente en transferencia y dentro del discurso psicoanalítico.


1,- LA CLÍNICA DEL DETALLE


Práctica viene del griego "Prasein": obrar, poner en acto, hacer.

Es importante mantener la práctica al pie de la materiali­dad del relato, atendiendo especialmente a su textura y a su detalle. Resultando así de sumo interés que, durante el quehacer cotidiano, nos ocupemos de varios aspectos co­mo:

a.¿Qué hacemos como analistas?

Principalmente hacemos hablar,... también hablamos no­sotros,... otras veces intervenimos callando, murmurando, haciendo acto o dando soporte a distintas modalidades transferenciales.

b.¿Qué nos piden como analistas?

No solamente análisis. Las demandas van desde: aliviar su­frimientos a veces ligados a culpa o vergüenza, hastaDesde levantar sus síntomas, inhibiciones y angustias, hasta conocer sus límites, saber hacer con sus síntomas, o convertirse en analistas. lograr compañía, consejos o cariño...

Incluyamos también a quienes quieren confesarse, a los que quieren despertarse, a los que quieren seguir durmiendo, a los que demandan menos penas para satisfacerse, y también aquellos que desean encontrar su verdadero nom­bre de goce.

Vemos así. una vez más, distintas modalidades transferenciales.

c.¿Qué deseamos como analistas?

¿Qué buscamos?, ¿cómo nos damos cuenta de esto? ¿Nos conformamos solamente con producir algunos efectos tera­péuticos? ¿Queremos ir más allá de lo que nos piden?, ¿po­dremos hacerlo si el paciente no lo desea?

d.¿Qué creen los pacientes o analizantes en relación a lo que podemos hacer como analistas?

¿Qué nos exigen? ¿Cómo reaccionan frente a lo imposi­ble: piensan que existe necesariamente? ¿Intentan llegar al límite de la prueba y la verificación, de lo inmodificable e in­curable?

Si desde el inicio de sus curas tuvieran esto en la mi­ra, ¿lograrían sostener sus transferencias?

¿Cuántos sujetos pueden poner en el horizonte lo mucho que lograrán por sólo cambiar de posición subjetiva, al en­frentarse con el escaso margen de libertad que la imposibili­dad de sustituir el objeto perdido que los determina les mar­ca?

La importancia mayor de estas preguntas no reside tanto en sus respuestas sino- quizás paradójicamente- en el hecho de que cada analista, pueda planteárselas en su propia práctica.

A veces -como analistas- tenemos que someternos a ha­cer semblante de aceptar la propuesta de ciertos consultan­tes: convertirlos en ser como quisieran ser, como se los orde­na su propio ideal: pues tienen un punto simbólicamente detallado, desde donde se ven amables y si no se les posibili­ta -al inicio- hacerse la promesa de transformarse en su ideal, se escapan de la transferencia.

Lacan afirma en su ''Proposición del 67": "Al comienzo del análisis está la transferencia: lo está por gracia del que llamaremos psicoanalizante". Sin embargo, tomando en cuenta esta variedad de pedidos y modalidades transferenciales, así como las distintas ideas de los pacientes en relación al psicoanálisis: ¿valdrá la pena distinguir cuándo no trabajamos como psicoanalistas porque nuestros pacientes no nos otorgan la gracia, y cuándo no nos la sabernos ganar?

En caso de no hacer tal puntuación, ¿estaríamos descuidando el deseo del paciente, para solamente dedicarnos al deseo del analista?

Volvamos ahora a preguntarnos como al comienzo., ¿Qué hacemos?

Podríamos respondernos entonces que hacemos hablar, que hacemos trabajar al inconsciente como saber textual, y que hacemos decir "algo que se dice sin que el sujeto sepa lo que dice", como afirma Lacan en "La equivocación del Sujeto Supuesto Saber". Ese algo no es un todo.

El todo no dice nada. En algún punto, todo y nada se tocan, pues no son lo mismo en cuanto a la indeterminación. En cambio, al­go siempre es determinado y singular y remite al objeto (a).

Ese algo es un detalle, y, como tal, marca un estilo particu­lar, un deseo o una causa.

Antes de Freud se descartaban los detalles, no se los jerar­quizaba. Detalle viene de tallar, recortar. Sin el recorte todo es igual, monótono, y no dice nada. J.-A. Míller dijo: "El es­píritu del psicoanálisis sopla en los detalles"(2). Sin embargo, bastante a menudo, se confunde con el "perderse en los de­talles", aunque realmente se trate de lo contrario.

A través de un detalle valioso puesto en serie se puede or­denar la clave de un caso: pues éste, el detalle puede funcio­nar como punto de capitón o como nudo (¿cuarto nudo, síntoma, nombre de goce, o Nombre del Padre?).

A veces se identifica mejor a un paciente a través de un detalle repetido en distintos contextos, que a través de un re­lato global de su vida. Claro está que el detalle, al ser lo más revelador, es también lo más inquietante. Descubrimos así que, habitualmente, hablar al filo del detalle es lo más difí­cil en psicoanálisis.

También se puede presentar un detallismo defensivo y aburrido, cuando es puramente significante y no toca lo real del objeto. A esto -al principio de la enseñanza de Lacan- se le llamaba palabra plena y palabra vacía. La interpretación analítica siempre va al detalle, si apunta al objeto (a).

Freud inventó el psicoanálisis a través de los detalles: sue­ños, actos fallidos, lapsus. La asociación libre y la escucha flotante deshacen la continuidad de la significación, es de­cir, desmiembran el todo; hacen que el detalle "insignifican­te" surja en la superficie, mostrando su valor. El todo no es la suma de sus partes; pero el detalle repetido puede ser aquello que siempre falta, el menos uno (-1) que descom­pleta el todo otorgándole su peculiaridad. Esto se relaciona, a su vez, con la consistencia lógica del objeto a, y también con la inherencia del objeto con respecto al discurso del in­consciente. Sabemos que allí el objeto ocupa el lugar de la producción.

El detalle guarda tanta relación con el objeto como con el significante. No nos lleva a las alturas de lo inefablemen­te vago, sino que está esencialmente, o más bien, material­mente articulado al discurso, pues los detalles se "pescan" es­cuchando el decir que produce el analizante a la letra.

El detalle también tiene un sector fuera del significante, aunque sólo se lo "pesque" desde éste. El término detalle proviene de talla, trozo, pedazo, cuerpo trozado, apéndice del cuerpo.

Para el Lacan clásico, el objeto es producido por el discurso o el lenguaje, y no al revés. No es nominalista, no considera al lenguaje como medio de expresión, ni como un elemento útil para nombrar la cosa; piensa en cambio que el lenguaje la engendra, que es creacionista.

En la última enseñanza de Lacan, pese a que allí cae la autonomía de lo simbólico, -ergo también del lenguaje-, el lugar eminente del objeto (a) permanece invariable.

El objeto a de Lacan no es el objeto parcial, pues si bien tiene que ver con los apéndices del cuerpo, es dife­rente porque están incluidos en una ausencia, un cero, un vacío. La ausencia se relaciona con la castración y con el de­seo.

Cuando se incluye la ausencia (-phi de la castración) en el objeto, éste se convierte en deseado o agalmático.

El objeto deseado y la causa del deseo no son lo mismo; pero ambos tienen en común el ser particularmente detalla­dos. Hay diferencias sutiles entre detalle, objeto, agalma, ob­jeto del deseo y objeto causa del deseo; pero indudablemen­te, lo que los enlaza es la condición de ser "algo".Este "algo" es lo singu­lar y se opone al "todo”, en tanto este último es lo general e inespecífico.

Luego de haber puntualizado la estrecha relación entre el detalle y el objeto, digamos ahora que el objeto es uno de los términos del fantasma y es lo bordeado por la pulsión. El psicoanálisis se orienta, como con una brújula, con el obje­to particularmente detallado para arribar a su fin: atravesamiento del fantasma y desnudamiento de la pulsión. No olvi­demos que la angustia no es sin objeto ,por lo tanto también tiene que ver con el detalle.

Por todos estos caminos se llega al final del análisis, vale decir, a un saber sobre la posición del sujeto en relación al objeto que lo divide y lo determina. Este es un saber que, en el discurso psicoanalítico, está ocupando el lugar de la ver­dad de dicho discurso.

El detalle valioso es el más resistido, a veces es al que se le da menos importancia, el que aparece como de costado, o como una parte del sueño a la que el analizante no le da im­portancia. Otras veces se presenta como algo nimio, o inconfesable, una palabra o un gesto aparentemente insignificante proferido antes o después de la sesión.

El detalle, si bien aparece de costado, siempre aparece en el texto del decir del paciente.

Resulta entonces fundamental -durante la práctica, tanto como en las discusiones clínicas- mantenerse muy ligado a lo textual y lo particular; pues lo detallado es lo único que existe. En tanto que lo general y lo global se pierden en la vaguedad y carecen del peso de la prueba de su existencia. La regla freudiana tiene por función introducir al paciente a la dimensión del lenguaje o texto único. (*)

Hay pacientes que consideran su lenguaje como pu­ramente referencial, y lo usan para comunicar sus proble­mas y sufrimientos. Por eso hablan mucho al principio; pe­ro una vez que creen que ya contaron o comunicaron todo, se niegan a seguir hablando, se niegan a producir un hablar textual (¿hablar a pura pérdida?) dejándonos privados de nuestra "mesa de operaciones". En este punto es donde comienzan a pretender que hablemos solamente nosotros, y que los "curemos" con la eficacia, que ellos suponen, posee nuestro saber sobre lo real. En tanto, nuestro deseo de ana­listas, propone en cambio, que continúen hablando y produzcan así tex­tos detallados, desde donde se desprenda saber supuesto en el texto. Vale decir, propone que se abonen , al decir del inconsciente que es…” algo que se dice sin que el sujeto sepa que lo dice…"(3). Dicho “algo”, apunta siempre a lo real en juego en cada situación..

¿Cómo hacer trabajar al inconsciente? Dijimos que pri­mero estaba la transferencia, y por gracia del analizante. Aho­ra diremos que primero tiene que estar la interpretación, pues el inconsciente se despierta interpretándolo. Es imposible apuntar a lo real en juego en cada caso si no se hace pasar por la fuga del sentido inherente al trabajo de interpretación del inconciente.


Referencias bibliográficas

(1)Lacan, J., "Proposición del 9 de octubre de 1967...", Ed. Manantial, Serie Mayor, Bs. As., pág. 11.

(2) Miller, J.-A., Curso del l2 cíe Marzo del '89, inédito.

(3)Lacan J., "La equivocación del Sujeto Supuesto Saber", Ed. Ma­nantial, Sene Mayor, Bs. As, pág. 31.

(*) Véase: "U o 'No hay meta—lenguaje'", en Maternas II, de J.-A. Miller, Ed. Manantial.


2.- LO NIMIO Y LO INCONFESABLE.


Por un lado está lo que se sabe y es posible de decir y de hablar -si se quiere-; y por otro, lo que no se sabe que se sa­be y resulta imposible de decir o de hablar directamente. Por un lado está lo dicho y por otro de lo imposible de decir , ya sea por restarle importancia o por no querer decirlo .

La confesión de lo que se sabe tiene que ver con la reti­cencia, problemática de la que Freud da cuenta en un llama­do al pie de página en su artículo "Sobre la iniciación del tratamiento" de 1913, donde dice: "El paciente sabe que de­be decirlo todo, pero aprovecha de los preceptos de la dis­creción para crearse obstáculos y preguntar: ¿Debo decirlo todo?... creía que la regla sólo se refería a mis cosas propias y no a las que tuvieron que ver con otras personas..." "Es har­to singular cómo se hace insoluble la labor entera en cuan­to consentimos la reserva en un único punto... El tratamien­to psicoanalítico tiene que sobreponerse a toda clase de con­sideraciones pues la neurosis y sus insistencias tampoco res­petan ninguna."

La reticencia, en principio, no parece ser la dificultad mayor en la experiencia psicoanalítica; se trataría de superar la barrera del pudor con respecto a lo íntimo (lo cual no siempre resulta sencillo). Sin embargo, al avanzar descubri­mos una serie de dificultades ulteriores al tomar la reticen­cia como la omisión de algo que se debiera decir, o como la detención e interrupción selectiva de un decir. Caemos aquí de lleno en la problemática que plantea Lacan en la “ Proposición de Octubre de 1967" con respecto a saltear letras en una ca­dena discursiva: "Lo que tiene que saber el psicoanalista se articula a cadena de letras tan rigurosas que a condición de no saltear ninguna lo no sabido se ordena como cuadro del saber"(1).

Volviendo al artículo de Freud y aludiendo al "decirlo to­do", cito: "Diga usted todo lo que acude a su pensamiento y no calle nunca algo por más que le resulte desagradable comu­nicarlo."(2) El subrayado es mío, para demostrar que Freud no habla de un todo de un modo absoluto, sino más bien sólo de un algo . (véase el aporte nº 1 –Clínica del detalle-)

Hasta aquí la problemática de la confesión. Ahora, inten­tando ir más allá de la confesión, decimos que efectivamen­te el problema del levantamiento de la reticencia franca o larvada, no recubre lo inconfesable pues hay un inconfesable radical que es lo reprimido origina­rio. En toda confesión, recuerdo, o formación del incons­ciente, queda lo imposible de decir ,un resto no dicho .Muchas veces este es un detalle insignificante aparentemente nimio, otras veces francamente inconfesable pero siempre es el que permite hacer pasar y resolver el impasse del caso .


Referencias bibliográficas

(1) Lacan, J., "Proposición del 9 de octubre del '67...", Ed. Manantial, Serie Mayor, Bs. As., pág. 14.

(2) Freud, S., "La iniciación del tratamiento"- 1913, Obras Completas, Tomo XIV, S. Rueda Editores, págs. 130-131 .


3.- UN CASO CLINICO

(Pragmática de una cura a partir del objeto a)


Una intensa crisis de angustia había desordenado su vida a tal punto que los fármacos que le recetara el psiquiatra no le alcanzaban para aliviarse. Es en ese momento que consulta con el psicoanalista .Le pide que lo atienda de urgencia, que se dé prisa, pues quería evitarse una internación que haría peligrar su continuidad en su alto y prestigioso puesto de funcionario .La angustia se había desencadenado desde que le ofrecieran una promoción en dicho puesto.

Lo que fue un desorden para él, para el analista fue una ocasión para ordenar todo alrededor del afecto de angustia y usarlo de brújula para dilucidar el objeto a.

La materialidad del síntoma era la pura crisis de angustia la cual connota la producción del objeto a, efecto mayor del lenguaje sobre el goce. Dicho objeto “tetiza” la función de la prisa (1). La angustia es “lo que no engaña”, y nunca es sin objeto.

El analista aseguró un vínculo transferencial fuertemente positivo -casi “paternal”(2y 3) - y se propuso hacer pasar al paciente por la experiencia de fuga del sentido hasta que encontrase un punto de satisfacción que lo detuviera , lo aliviara y lo ayudara a saber hacer con su angustia de otro modo. En su decir, siempre insistía el gusto por mirar detalles

.La satisfacción comenzó cuando el analista le dijo:”Ese puesto no es para usted, rechácelo!”,y el paciente consintió.

Al paciente le gustaba asesorar, investigar y sobre todo mirar pero no le gustaba hablar en voz alta, y menos que nada, encarnar la voz del amo, lo cual le iba a crear dificultades en el puesto en cuestión. “Yo soy como mi papá - non parlo ma me fico- ”, “mi mamá necesitaba a papá pero admiraba al tío que tenia un vozarrón potente y era un gran empresario”.

Retomó las sesiones luego de un año de interrupción, pidió reiniciar por carta y su membrete lo designaba en un puesto aún más agalmático que el anterior ; él había podido deshacer la intriga que lo colocaba en el puesto indeseado y ubicarse en este otro más acorde a la causa de su deseo, En entrevistas posteriores trajo a su analista una hermosa foto de regalo, en ella se veía a tres campesinos mirar una hermosa planicie .Su hobby siempre fue la fotografía.


Referencias bibliográficas

(1) J.Lacan Sem 20 “Aun” clase 4 pag 63 Ed Paidós

“ Allí puede muy bien leerse, si se escribe y no sólo si se tiene oído, que ya la a minúscula tetiza la función de la prisa .”

(2) J.Lacan Sem.10 “La angustia ”clase 24 pag C364 Ed Paidós

“Contrariamente a lo que enuncia el mito religioso, el padre no es causa sui, sino sujeto que ha ido lo suficientemente lejos en la realización de su deseo como para reintegrarlo a su causa, cualquiera que ésta sea , a lo que hay de irreductible en la función del a.”

(3) J.A.Miller.”La angustia lacaniana” pag 112 Ed Paidós

“Lacan, en el seminario de “ La angustia”,esboza una nueva figura del padre , que sabe que el objeto a es irreducible al símbolo ,se trata de un padre que no se dejaría engañar por la metáfora paterna, …y que sabría remitir el deseo al objeto a como su causa... … anuncia un padre que no sería otro que el analista.”


Buenos Aires, 29 de marzo de 2008


Dr Roberto Ileyassoff

Médico. Especialista en Psiquiatria.

Psicoanalista Miembro de la Escuela en la Escuela de la Orientacion Lacaniana (A.M.E)

Profesor titular de la Cátedra de Psicoanálisis en la Carrera de Psicología de la Universidad Maimónides.

Integración e institución en las enfermedades mentales: Los usos del psicoanálisis

Introducción

La integración es un término del que se ha servido la educación para promover ofertas educativas que posibilitan la inserción de sujetos en edad escolar en escuelas comunes. Se empleó el término para promover la instrucción en talleres protegidos, tomando como parámetros de la integración de un sujeto su acceso al mundo del trabajo siendo la “utilidad” (trabajo calificado o semi calificado) y la generalización (para todos un mismo proyecto) aspectos centrales de la inserción escolar-social.

Cabe señalar que la propuesta educativa así orientada queda reducida- la mayoría de las veces- a la confección de objetos en serie como proyectos de panificadora, micro emprendimientos priorizando el objeto de consumo y reduciendo la propuesta a un proyecto para todos igual. La educación especial – en este sentido – no escapa a las leyes del mercado que se sustentan en el discurso capitalista. El axioma “educación para todos igual” es solidario al concepto de multiculturalismo. La jerarquizaciòn y el adiestramiento ponen al sujeto en una situación de riesgo educativo, en particular a quienes padecen enfermedades mentales.

A modo de hipótesis podríamos señalar que la integración (considerada en su dimensión social o escolar) en sujetos con enfermedades mentales es una respuesta posible solo si se arma en la singularidad de cada caso. Si bien la educación – por estructura, nada nos dice de los sujetos en el uno por uno, (poner en tensión educación especial e ínter culturalismo) – en el tratamiento de enfermedades mentales en sujetos en edad escolar permite introducir otra perspectiva ya que plantea concepciones simbólicas divergentes para el abordaje de la problemática.

Skliar (2002) precursor de la política de la diferencia, señala que la misma se constituye por la autoafirmación del otro, que resiste contra la violencia física y simbólica de los procesos de colonización. Aunque los otros, los diferentes frecuentemente hayan sido domesticados por el discurso y por el poder colonial, la irrupción (inesperada) del otro, del ser-otro- que-es-irreductible-en –su-alteridad, crea un distanciamiento, una diferencia entre perspectivas, un entre lugar, un tercer espacio que activa el dislocamiento entre múltiples alternativas de interpretaciones y al mismo tiempo constituye los posicionamientos singulares .

El reconocimiento del otro a partir de los complejos procesos que constituyen su subjetividad permiten comprenderlo en su alteridad.

Reconocer la diferencia en el “otro “niño requiere así la construcción de un nuevo modo de organización de las prácticas de educación infantil- capaz de, más allá de lo instituido, acoger y elaborar lo inesperado, a través de múltiples lenguajes y múltiples estrategias que se configuran en las relaciones que los niños establecen entre ellos mismos y con los adultos.

Esta visión nos coloca frente a frente con lo extraño, con la diferencia, con lo desconocido que no puede ser reconocido ni apropiado, sino apenas conocido en su especificidad diferenciadora. No se trata de reducir al otro a lo que nosotros pensamos o queremos de él, tampoco de asimilarlo a nosotros mismos, excluyendo su diferencia. Se trata de abrir la mirada al extrañamiento al dislocamiento de lo conocido para lo desconocido, es bajo esta perspectiva que la educación intercultural se interesa de las relaciones entre sujetos culturalmente diferentes unos de otros. En este marco es posible alojar a sujetos que transitan otras infancias.

Caso C:

I -Diagnóstico médico: Psicosis infantil. Retardo intelectual no especificado.

II- Situación escolar: Al momento del ingreso, concurre a jardín de infantes estatal con permanencia en sala de cinco. Es la maestra quien encuentra - en la copia y en la reiteración insistente de palabras y frases dichas al aire – un motivo de consulta. A partir de esa instancia, los padres consultan al servicio social y son derivados a hospital de día.

III -Presentación del caso

C. de 6 años habla pero se trata de una palabra que no tiene ningún sentido para ella pues se encuentra desprovista de significación. El uso holofraseado del lenguaje se presenta de diversas maneras: habla en soliloquio, en su lengua hay una insistencia en reproducir diálogos, conversaciones, copiar los sonidos y las voces de sus compañeros y reproducirlas con una semejanza notable al igual que las voces de los dibujos animados trata de una niña habitada por el lenguaje. Su alineación en el Otro hace que repita en forma de órdenes las indicaciones: come – anda- veni.

Su permanencia en el jardín de infantes se debe justamente a su obediencia lo cual la convierte en una niña dócil y vulnerable al adiestramiento.

Se nombra a si misma en tercera persona y si bien conoce el nombre de los terapeutas de la institución ante la pregunta: ¿cómo estás? Respondía en espejo sin poder completar el circuito de la comunicación. En el plano imaginario se presenta con una imagen de si misma no lograda, no hay relación a un otro en tanto semejante sino a otro que vocifera y de ahí la alucinación.

IV- Los usos del psicoanálisis en la institución

Desde su ingreso a la institución concurre a contra turno del jardín de infantes a un dispositivo institucional denominado red de talleres –dispositivo asistencial grupal sostenido “entre varios” terapeutas (pluralización de profesionales.) que busca hacer fracasar el efecto masivo que produce el UNO en la psicosis.

Se integra a los espacios sin mostrar extrañeza ante el modo de trabajo, sus pares y terapeutas. Se presenta hiperadaptada respondiendo a los imperativos de modo mecánico. En los comienzos del tratamiento eran recurrentes las conductas auto eróticas, masturbándose en la sala sin ningún pudor. Estas conductas frecuentemente iban acompañadas de estados de excitación maniaca en los que le daba rienda suelta a su verborragia y no paraba de cantar, hablar y reír. Estos fenómenos hacen suponer un estado alucinatorio con la posibilidad de que sean voces las que escucha.

Como equipo de trabajo nos surgió el interrogante: ¿Cuál es la eficacia de un abordaje institucional con orientación psicoanalítica en el tratamiento de una niña con estas particularidades?

En la dirección de un tratamiento institucional orientado desde el psicoanálisis nos encontramos con la paradoja estructural de apuntar a la operación lógica de separación sin que ella se inscriba.

Decidimos abordar a C. haciendo uso de un mínimo de palabras sirviéndonos de gestos en un intento de descentralizar el goce del campo del Otro.

Frente a los estados de excitación maníaca en los que reproduce voces se logran acotar con gestos valiéndonos de algún significante que “al costado del camino, hace señas”. En cierta ocasión se encontraba “poseída” por la voz de los telettubbies, se le dice: la nena apaga el televisor, a lo que responde haciendo un gesto e imitando el clic del apagado. Las voces son así llamadas a silencio cada vez que irrumpen. El gesto del clic le permiten a C. haber encontrado en su lengua particular un modo de acallar – aunque más no sea de a ratos- a un Otro que vocifera y la aloca.

En cuanto a las prácticas auto eróticas fueron disminuyendo a partir de gestos sostenidos por sus terapeutas en los cuales se dice: no y se acompaña con movimientos corporales (negar con la cabeza o con el dedo índice) dejándole caer la mirada. Ese “no” dicho en apariencias al aire, al vacío es tomado por la niña quien empieza a decir: eso no lo hagas.

Se le ofrecen materiales de trabajo que puestos en la mesa son aceptados por la niña quien comienza a hacer uso de ellos.

Sus primeras producciones pasan por vaciar frascos de témpera en la hoja y distribuirla con sus dedos en la superficie.

Se le ofrecen algunos frascos medio vacíos, sustrayendo otros, lo cual la lleva a registrar esa ausencia: “no está el rojo” o “tiene poco” decía con insistencia ante el silencio de su par tener.

Paulatinamente comienza a diferenciar colores, dibujos y las letras de su nombre.

La falla simbólica impide la reestructuración del espacio lo cual la lleva a deambular “sin rumbo”. Cuando se le señala la silla diciéndoles: “la nena acá”, *logra permanecer en los espacios de talleres y conectarse con alguna actividad. Incluso realiza comentarios tales como: ¿donde pinta?”.

Paulatinamente se instala una transitividad entre la niña, sus terapeutas y sus pares.

Ese transitivismo se manifiesta por ejemplo cuando escucha reír a alguno de sus terapeutas y dice: ¿Qué te pasa C.? ¿Estás contenta? O bien cuando ella está contenta, llora o se enoja por algo y dice: ¿te enojaste….? (y da el nombre de su par tener en ese momento). Entendemos que la sustracción de la voz y la mirada fueron centrales en la orientación de este tratamiento preliminar a todo tratamiento posible pues nos posibilito intervenir sin interpelarla. Interpelación a la que no hubiera podido responder por estructura.

Cabe señalar que la institución en este sentido queda ubicada en un lugar Otro , “tercero”, que media entre la niña y el Otro y se constituye en el pivote alrededor del cual se produce la recomposición simbólica y una localización del goce- hasta entonces a la deriva.

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Bibliografía


Freud, S: ¨ El malestar en la cultura. ¨, en: Obras Completas,T .XXI ,Amorrortu Ed., Bs. As. 1963. Versión Castellana.

Freud, S: ¨ El porvenir de una ilusión. ¨, en: Obras Completas,T .XXI ,Amorrortu Ed., Bs. As. 1963. Versión Castellana.

Freud, S: ¨ Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. 34ª Conferencia. ¨ Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones ¨, en: Obras Completas,T .XXII, Amorrortu Ed., Bs. As. 1963. Versión Castellana.

MillerJ.-A: ¨ Las Psicosis ordinaria ¨ Editorial Paidós, Bs. As. 2003.


* Trabajo presentado en el III Congreso Argentino de Salud Mental. ¨Modernidad, tecnología y síntomas contemporáneos.¨ A.A.S.M. 2008.Buenos Aires.


Los usos del psicoanálisis en el hospital de día: Institución y Dispositivo

Las instituciones – al igual que los sujetos, no son ajenas al discurso que las constituyen.
La adhesión de las mismas a un modo discursivo ubica la propuesta asistencial bajo los efectos de ese discurso.
En el seminario, el revés del psicoanálisis, Lacan presenta además del discurso analítico, el del amo, el del universitario y el de la histeria.
Tal como nos lo enseña, los discursos deben analizarse a partir del Sujeto Supuesto Saber. El discurso analítico pone a trabajar el saber en lugar de la verdad, dando cuenta de un saber agujereado por un no saberlo todo.
Según refiere Lacan en este seminario, El discurso analítico, trata de un punto en la cura – a la salida del proceso psicótico – que el sujeto puede alcanzar, como nos lo muestra el presidente Schereber, cuando- se constituye en el objeto a (pero no en su semblante) sino en objeto d goce del Otro, en nombre de una verdad y un saber confundidos, sin que por ello el S1 (significante amo) salga del marco del goce e implique la falta fàlica. (*)
Por ello en la psicosis es en referencia a un discurso….pero no discurso. Sabido es que el lenguaje se organiza en discursos y que la entrada de un sujeto al discurso ésta dada por como ha operado en el sujeto el significante del nombre del padre. La verwerfung (forclusiòn del NP) hace que el psicótico esté fuera de discurso, pero no de la palabra.
La institución- al decir de Alexander Stevens (*)- implica un vínculo social diferente al que surge en la cura analítica.
Las instituciones funcionan a partir de uno o varios rasgos de identificación que las caracteriza, rasgos que pueden prestarse a la constitución de un ideal dado que tiene un valor universalizante, para los que participan en esa institución.
No obstante, al plantear una institución desde el psicoanálisis, intentaremos mantener cierta distancia con esa estructura, con esa relación que cada uno de los profesionales que participan de ella, mantiene con el ideal.
Mientras que la institución mantiene un valor universalizante, válido por todos, la ética analítica hace valer lo particular, el uno por uno.
En este punto, decimos con E. Laurent que hacen falta instituciones particulares para dar lugar así al inconsciente. Muchas veces esto es mal soportado porque se prefiere reducir la palabra al mensaje, sin hacer el rodeo por el código particular que da acceso al desciframiento.
Querer instituciones particulares , no es querer un dominio reservado màs, una nueva segregación, es querer que en cada espacio constituido por las nuevas determinaciones institucionales, quieran orientarse en las cuestiones del sufrimiento psíquico, por la existencia de la cadena inconsciente, marca del fracaso propia de cada uno , y no por la identificación común. (Laurent, 1996)
¿De qué se trata entonces en una institución que se coloque en referencia al discurso analítico?
Según refiere Stevens, se trata de subvertir institución por psicoanálisis, hospedando el discurso analítico en el centro mismo de la institución, apostando a introducir la incógnita del enigma del deseo en el lugar del ideal normativizante.
La institución – vista desde esta perspectiva – al igual que la mujer es NO TODA. (*)
En seminario sobre las relaciones de objetos podemos fijar la referencia que hace Lacan en relación al don.
Ubicar nuestra práctica, en el registro del don, del ofrecimiento de un lugar vacío. Ofrecer un lugar vacío no es- en términos de Lacan – lo mismo que un vacío de lugar.
De modo que los terapeutas que trabajen en ella – sean capaces de colocar su deseo bajo la forma organizativa que el discurso analítico ofrece, una práctica sin estándar pero con principios.
¿Qué se espera de los profesionales que proponen para ocupar ese lugar? ¿Que sean analistas?

No necesariamente, más bien se espera de ellos que- como dice Stevens- sean analizantes civilizados, sujetos barrados que puedan ir más allá de la identificación. La rectificación de la satisfacción en la pulsión es el camino que ofrece Lacan para ir Mas allá..
Que los profesionales, terapeutas que atiendan al sujeto psicótico se constituyan en escribas del sujeto, que se presenten ante el niño como otro que puede descompletarse; abrirá a sujetos muertos al deseo un enlace con la vida..
Esta no es tarea para un terapeuta único sino para varios.
“varios” que no son cualquiera sino aquellos que viven una vida analizantes, habiendo comprendido que la institución no es una obra que pueda hacerse a solas, y que el abordaje de las enfermedades mentales solo es posible entre varios.
Institución y dispositivo
Resulta conveniente situar el concepto de dispositivo, ya que en el marco de lo instituido, los dispositivos asistenciales son los espacios donde se aloja la práctica.
Es Foucault en microfísica del poder * quien señala que un dispositivo es, es en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo, que implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En síntesis, todo lo dicho como lo no dicho. He aquí los elementos del dispositivo y el dispositivo mismo es la red que puede establecerse entre los elementos.
En segundo término, el dispositivo es justamente la naturaleza del vínculo que puede surgir entre los elementos heterogéneos. Así, cierto discurso puede aparecer ora como el programa de una institución, ora por el contrario, como un elemento que permite justificar y enmascarar una práctica que en tanto tal, permanece muda o bien funciona como reinterpretación secundaria de esa práctica.
En tercer término, Foucault, ubica al dispositivo como una especie de formación que en un momento histórico dado ha tenido como función principal la de responder a una urgencia y esto es una función estratégica.
Esto es un dispositivo: unas estrategias de relaciones de fuerza soportando unos tipos de saber y soportados por ella.
Presentación del Caso: Familia e instucionalizaciòn del niño
A es hijo de una pareja que se conformo cuando su madre, por entonces adolescente, queda embarazada. El niño es el segundo hijo de la pareja. Desde el nacimiento de su hermana menor, hace unos meses, A. se muestra poco obediente y reacio a obedecer las indicaciones de sus padres. En el colegio se presenta una situación similar.
Dos hechos son puestos al trabajo con los padres: la acusación de la madre en una entrevista en la cual descree que su hijo lea (aún cuando lo oye) y escriba. Hay un rechazo simbólico a reconocer en esa producción a A.
Ni bien A. comenzó a escribir, sus padres señalan temor a que otro niño abuse de él. Traen un relato del niño en el cual dice que se acuesta con una nena a la que le toca los genitales, según refieren.
Relato similar refieren que hizo en relación a un niño.
La madre hará manifiesta su desconfianza que se cristaliza en la certeza expresada en el enunciado: “mi hijo no miente”.
Se le señala que A. menciona niños que no concurren en su turno, esto produce un efecto pacificador en los padres. En un relato de un hecho fenoménico, dicho al pasar, la madre relata que A. aún duerme en la cama matrimonial, mira “gran hermano” programa en el cual según refiere se presentan escenas de sexo explícito. La analista señala el significante: “protección al menor” para señalar que hay escenas que deben estar veladas y como un modo de implicarla en cuestiones del niño.
Diagnóstico médico: Trastorno generalizado del desarrollo (no especificado)
Situación escolar: Primer grado en curso (por segunda vez) al momento de su admisión. A Comienza entrevistas de admisión en la institución por sugerencia de la E.O.E. Si bien no alcanzaba los contenidos mínimos esperables para su edad, la mayor dificultad que aducía el gabinete era su hiperactividad: deambulaba de un lado a otro, escasa concentración, labilidad, impulsividad, poca tolerancia a la frustración, fueron rasgos que lo ubicaron como un niño inadaptado. En una primera instancia desde el gabinete escolar intervinieron derivando al niño a un psiquiatra infantil. Si bien realizaron la consulta, la medicación alcanzó para calmar sólo parcialmente su hiperactividad. Desde la escuela plantearon la reducción horaria al momento de admisión del niño a nuestra institución.
Cuando la escritura se constituye en un semblante.
A se presenta como un niño desobediente a los límites. En el marco de un abordaje institucional sostenido “entre varios” denominado red de talleres -que en tanto plan de tratamiento pre liminar, requiere que se tracen ejes de trabajo caso por caso- los terapeutas escuchan a los niños UNO POR UNO alojando aquello que el niño trae.
A. participa del taller llamado ¨ Taller de apoyo a la gestión educativa¨, el mismo fue pensado para alojar a niños en edad escolar, en los cuales pensamos viable su inserción en el sistema educativo. En este espacio utilizamos para el trabajo cuatro ejes que Cassany menciona como cuatro macro habilidades del lenguaje: hablar, escuchar, leer y escribir, de las cuales nos servimos para direccionar el trabajo con estos niños. Si bien el objetivo no es enseñar, nos servimos de estos significantes amos que la educación provee para introducir la incógnita del enigma del deseo en el lugar del ideal normativizante. No se trata de psicoanalizar la educación sino que la educación pueda servirse del psicoanálisis.
Durante el trabajo con A. surge el interrogante entre los terapeutas del equipo si la no aceptación de límites se articula a una falla en la comprensión o bien se constituye en una respuesta del niño a las exigencias del Otro.
No logra permanecer en los espacios de trabajo por mucho tiempo, deambula de un lado a otro sin rumbo.
En su lengua particular hallamos frases repetitivas y frases articuladas por el niño, dirigidas a su partener en las cuales pregunta insistentemente si está bien lo que hizo.
En el lenguaje escrito hace un uso mecánico del lenguaje. Aún cuando lee y escribe, en reiteradas ocasiones pregunta con que letra va determinada palabra. Ante la respuesta que va con la L, A escribe LAELE y continúa con las demás letras de la palabra. Este es el modo en el que el lenguaje se presenta para este niño

Los usos del psicoanálisis en la institución.

Este niño mostraba un particular interés por la escritura de palabras. Pudimos constatar que cuando escribía lograba permanecer en el espacio de trabajo y acotar su hiperactividad, de modo que ante la pregunta del niño: ¿cómo se escribe?, comenzamos a invocar los sonidos colocándonos niños y terapeutas bajo el cielo de la sonoridad de las palabras.
Esa sonoridad le permitió a A. no sólo acceder a escribir palabras y servirse del lenguaje escrito sino a leer y descubrir que las palabras dicen algo y están ahí para que alguien las lea. Los terapeutas se constituyeron en sus escribas en los juegos homofònicos. Momento en el cual A. comenzó a servirse del lenguaje escrito para escribir relatos. “El psicoanálisis ofrece así, con el objeto psicoanalista, un espacio entre paréntesis, donde el paciente tiene la oportunidad de ser sujeto.” (*)
La escritura funcionó como un significante amo ordenador. Este recorte permite vislumbrar cómo el viraje de LAELE – petrificada, holofraseada del comienzo- a lo homofònico de lalengua posibilitó a este niño una forma mínima de lazo social.
“En la psicosis, el estado de funcionamiento de lalengua está de entrada desenganchado de todas las ilusiones de funcionamiento normalizado, común, estándar. El lazo social fue tocado, y se tiene siempre una dimensión de lengua privada. Tenemos una lengua que posee resonancias particulares, hasta los niveles más profundos e insospechados…informarse sobre esta particularidad es al mismo tiempo entregarse a la traducción.”


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Bibliografía

Lacan, Jacques: Seminario: El revés del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidòs.

Stevens, la psicosis en la infancia, Ob.cit.

Foucault: Microfísica del poder. Madrid, 1957

Autores, Varios. La psicosis en la infancia. Atuel. Buenos Aires. 1998.

Laurent: El sujeto, lo particular y la regla. Salud mental Nª 2, Buenos Aires, 1998.

Lacan Jacques, Las relaciones de objeto. Bs. As. Paidòs.

J.A.Miller.: “Las contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico.” El caldero de la escuela. Junio/1999. Pág.11

J.A. Miller: “Las psicosis ordinarias.” 2003. Paidós

Recorrido 2008

El IOM de Escobar dio inicio a sus actividades del año 2008, reuniendo un grupo de personas que concurría con la única motivación de escuchar hablar de psicoanálisis. Éramos un grupo heterogéneo en cuanto a los conocimientos y las experiencias, pero nos encontramos allí dispuestos a hablar del síntoma para el psicoanálisis sin que ningún oyente se pierda desentendido, ni que algún otro se aburra sobreentendido.
Durante el primer encuentro, nuestro interlocutor Roberto Ileassoff tuvo la plasticidad de introducir conceptos lacanianos sin separarse demasiado de los planteos de Sigmund Freud; al explicarnos que una situación traumática puede genera un conflicto anímico en el sujeto que la vivencia, donde la representación de dicha situación deviene intolerable para este sujeto, su aparato psíquico no tiene más remedio que enfrentarse a ella apartándola de la conciencia. Representación, que ahora inconsciente, puede hacer fracasar a esta represión que se le impuso, logrando expresarse en la conciencia por medio de los mecanismos de condensación y desplazamiento, al conectarse a un sustituto que se presente suficientemente deformado de la situación original. Este sustituto es el síntoma. El cual, tiene en la representación reprimida su sentido inconsciente.
Fue a partir de este primer encuentro, que en las sucesivas reuniones del IOM nos propusimos una lectura y una posible articulación de distintos autores sobre el síntoma. Ya sabíamos que Freud en la conferencia Nª17 proponía dos hipótesis: Que todo síntoma tiene un sentido inconsciente y es posible hacerlos desaparecer si descubrimos su sentido inconsciente. Va a establecer que este sentido es de carácter sexual y se corresponde con el desarrollo infantil de un individuo.
En su clase, la licenciada Norma Villella expuso la ruptura que produce el psicoanálisis respecto de la concepción organicista del síntoma imperante en su época y de las clasificaciones nosográficas universales (como por ejemplo el DSM IV). El síntoma es singular de un sujeto. El síntoma es metáfora que habla del sujeto.
Freud en la conferencia Nº 23, explica que los síntomas no siempre ceden cuando se descubre su sentido inconsciente y que además pueden re-editarse, es decir pueden formarse nuevos síntomas. En dicha conferencia rectifica lo planteado en la conferencia 17 en relación al levantamiento de los síntomas y también rectifica que las fijaciones de la libido tenían que ver con el trauma, modifica esto para hablar de “la fijación de la libido en la fantasía”, sin que esto implique el abandono por completo de la teoría traumática.
Es a partir de las series complementarias que Sigmund Freud nos reveló de forma acabada y sistemática la lógica y los componentes que dan lugar al síntoma neurótico.
Fue por esta vía de las pulsiones que, en una clase, la Licenciada Mauasdio dio cuenta de las modificaciones que se han producido en las manifestaciones de los de síntomas en las diferentes épocas. Explicó como todas las civilizaciones generan sus propios síntomas. Cada cultura tiene sus modos particulares de satisfacer y vivir la pulsión, y estas modalidades han cambiado en la posmodernidad respecto de las modalidades que daban lugar a los síntomas de la época moderna. Corren épocas de globalización y consumismo para los individuos de hoy, a los que la profesora, siguiendo textos de Zygmunt Bauman, describió como hedonistas conformistas.
La Lic. Clara Schor-Landman en su clase nos expuso la relación tensa que existe en la práctica clínica entre la urgencia, propia de la cultura de nuestros días, y el síntoma. Planteando una hipótesis económica, donde el exceso traumático excede a la palabra, falla que remite directamente al trabajo de representación. Con lo cual el síntoma demanda tiempo, tiempo para un trabajo de metabolización de lo no representado, tiempo para hacer lazo, tiempo que es necesario sostener con relación a las demandas urgentes.
En el “Lugar y el Lazo” encontramos una diferencia que Jacques Miller sitúa respecto de las psicoterapias, diferencia que es visible en el lazo establecido con el síntoma. Dirá que el psicoterapeuta es aquel que ratifica un desfasaje entre el síntoma y el mundo tal como marcha. En cambio el psicoanálisis conduce a asignar la verdad a lo incoherente. Afirmará entonces que hay un incoherente durable, permanente que se llama el síntoma. Incluye en el síntoma un elemento, a saber, la creencia del sujeto en el síntoma y la pone en duda. Esto no hace evaporar el síntoma sino que implica volver a encontrarlo en el nivel donde el síntoma es lo más real que existe. Este correlato entre creencia y real lo encontramos en los textos de Freud, en la posibilidad de dar sentido a los síntomas. Allí él veía lo real del Inconsciente, una prueba del inconsciente.
Luego, fue Jacques Lacan quien nos abrió otro terreno en la lectura, al decir en su primera clínica que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, y que el síntoma es funcional debido a que es una función del lenguaje.
El síntoma es tomado como una verdad a develar, hay que buscar un sentido, y este sentido será univoco, es decir, que para cada significante corresponde una única significación. Pero este autor no se quedó con estas proposiciones y fue más allá de los planteos de Freud, al proponer en su segunda clínica, que el síntoma es disfuncional. Disfunción que conecta directamente al síntoma con el modo de goce. Es aquí que el sentido pasa a ser biunívoco, donde el síntoma puede tener también como sentido el nombre del goce. Y, se modifica el concepto de inconsciente a partir de que lo que se toma como verdad es la castración, y el síntoma pasará a ser el efecto de lo simbólico sobre lo real.
Se nos presentaron, así, dos vertientes del significante: por un lado la de producir significación, y por otro como letra. Siguiendo la segunda vertiente surge una nueva definición: el inconsciente es un saber sin sujeto.
Gozar del desciframiento (S.s.S.) es poner un significante en lugar de otro, operación condenada a extenderse en una eternidad sin fin. El goce del cifrado (Saber sin Sujeto) tiene lugar entre S1 y S2, y es anterior al sujeto, con lo cual no implica a este. Significantes que no son nada si nadie los lee en su “absoluto de significante”. Significantes que son jeroglíficos, y como tales nos llevan a pensar al inconsciente a partir de la escritura, y no de la palabra. El significante produce significaciones, la letra no. El significante responde al Otro, la letra responde al goce y el goce es autista.
Jacques Miller nos decía que, el analista se orienta por lo que percibe como efecto de sentido gozado, efecto antinómico respecto de aquel efecto de sentido que se comprende. La palabra ofrece sentido para comprender, pero en él hay sentido para gozar y se lo llama sinsentido.
Podemos pensar ahora, más allá del síntoma el sinthome. Sinthome es el residuo que sobrevive al desciframiento, vaciado de sentido, con su goce desvalorizando, el síntoma del cual el paciente sufre y se queja; se convierte en sinthome.