Los usos del psicoanálisis en el hospital de día: Institución y Dispositivo

Las instituciones – al igual que los sujetos, no son ajenas al discurso que las constituyen.
La adhesión de las mismas a un modo discursivo ubica la propuesta asistencial bajo los efectos de ese discurso.
En el seminario, el revés del psicoanálisis, Lacan presenta además del discurso analítico, el del amo, el del universitario y el de la histeria.
Tal como nos lo enseña, los discursos deben analizarse a partir del Sujeto Supuesto Saber. El discurso analítico pone a trabajar el saber en lugar de la verdad, dando cuenta de un saber agujereado por un no saberlo todo.
Según refiere Lacan en este seminario, El discurso analítico, trata de un punto en la cura – a la salida del proceso psicótico – que el sujeto puede alcanzar, como nos lo muestra el presidente Schereber, cuando- se constituye en el objeto a (pero no en su semblante) sino en objeto d goce del Otro, en nombre de una verdad y un saber confundidos, sin que por ello el S1 (significante amo) salga del marco del goce e implique la falta fàlica. (*)
Por ello en la psicosis es en referencia a un discurso….pero no discurso. Sabido es que el lenguaje se organiza en discursos y que la entrada de un sujeto al discurso ésta dada por como ha operado en el sujeto el significante del nombre del padre. La verwerfung (forclusiòn del NP) hace que el psicótico esté fuera de discurso, pero no de la palabra.
La institución- al decir de Alexander Stevens (*)- implica un vínculo social diferente al que surge en la cura analítica.
Las instituciones funcionan a partir de uno o varios rasgos de identificación que las caracteriza, rasgos que pueden prestarse a la constitución de un ideal dado que tiene un valor universalizante, para los que participan en esa institución.
No obstante, al plantear una institución desde el psicoanálisis, intentaremos mantener cierta distancia con esa estructura, con esa relación que cada uno de los profesionales que participan de ella, mantiene con el ideal.
Mientras que la institución mantiene un valor universalizante, válido por todos, la ética analítica hace valer lo particular, el uno por uno.
En este punto, decimos con E. Laurent que hacen falta instituciones particulares para dar lugar así al inconsciente. Muchas veces esto es mal soportado porque se prefiere reducir la palabra al mensaje, sin hacer el rodeo por el código particular que da acceso al desciframiento.
Querer instituciones particulares , no es querer un dominio reservado màs, una nueva segregación, es querer que en cada espacio constituido por las nuevas determinaciones institucionales, quieran orientarse en las cuestiones del sufrimiento psíquico, por la existencia de la cadena inconsciente, marca del fracaso propia de cada uno , y no por la identificación común. (Laurent, 1996)
¿De qué se trata entonces en una institución que se coloque en referencia al discurso analítico?
Según refiere Stevens, se trata de subvertir institución por psicoanálisis, hospedando el discurso analítico en el centro mismo de la institución, apostando a introducir la incógnita del enigma del deseo en el lugar del ideal normativizante.
La institución – vista desde esta perspectiva – al igual que la mujer es NO TODA. (*)
En seminario sobre las relaciones de objetos podemos fijar la referencia que hace Lacan en relación al don.
Ubicar nuestra práctica, en el registro del don, del ofrecimiento de un lugar vacío. Ofrecer un lugar vacío no es- en términos de Lacan – lo mismo que un vacío de lugar.
De modo que los terapeutas que trabajen en ella – sean capaces de colocar su deseo bajo la forma organizativa que el discurso analítico ofrece, una práctica sin estándar pero con principios.
¿Qué se espera de los profesionales que proponen para ocupar ese lugar? ¿Que sean analistas?

No necesariamente, más bien se espera de ellos que- como dice Stevens- sean analizantes civilizados, sujetos barrados que puedan ir más allá de la identificación. La rectificación de la satisfacción en la pulsión es el camino que ofrece Lacan para ir Mas allá..
Que los profesionales, terapeutas que atiendan al sujeto psicótico se constituyan en escribas del sujeto, que se presenten ante el niño como otro que puede descompletarse; abrirá a sujetos muertos al deseo un enlace con la vida..
Esta no es tarea para un terapeuta único sino para varios.
“varios” que no son cualquiera sino aquellos que viven una vida analizantes, habiendo comprendido que la institución no es una obra que pueda hacerse a solas, y que el abordaje de las enfermedades mentales solo es posible entre varios.
Institución y dispositivo
Resulta conveniente situar el concepto de dispositivo, ya que en el marco de lo instituido, los dispositivos asistenciales son los espacios donde se aloja la práctica.
Es Foucault en microfísica del poder * quien señala que un dispositivo es, es en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo, que implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En síntesis, todo lo dicho como lo no dicho. He aquí los elementos del dispositivo y el dispositivo mismo es la red que puede establecerse entre los elementos.
En segundo término, el dispositivo es justamente la naturaleza del vínculo que puede surgir entre los elementos heterogéneos. Así, cierto discurso puede aparecer ora como el programa de una institución, ora por el contrario, como un elemento que permite justificar y enmascarar una práctica que en tanto tal, permanece muda o bien funciona como reinterpretación secundaria de esa práctica.
En tercer término, Foucault, ubica al dispositivo como una especie de formación que en un momento histórico dado ha tenido como función principal la de responder a una urgencia y esto es una función estratégica.
Esto es un dispositivo: unas estrategias de relaciones de fuerza soportando unos tipos de saber y soportados por ella.
Presentación del Caso: Familia e instucionalizaciòn del niño
A es hijo de una pareja que se conformo cuando su madre, por entonces adolescente, queda embarazada. El niño es el segundo hijo de la pareja. Desde el nacimiento de su hermana menor, hace unos meses, A. se muestra poco obediente y reacio a obedecer las indicaciones de sus padres. En el colegio se presenta una situación similar.
Dos hechos son puestos al trabajo con los padres: la acusación de la madre en una entrevista en la cual descree que su hijo lea (aún cuando lo oye) y escriba. Hay un rechazo simbólico a reconocer en esa producción a A.
Ni bien A. comenzó a escribir, sus padres señalan temor a que otro niño abuse de él. Traen un relato del niño en el cual dice que se acuesta con una nena a la que le toca los genitales, según refieren.
Relato similar refieren que hizo en relación a un niño.
La madre hará manifiesta su desconfianza que se cristaliza en la certeza expresada en el enunciado: “mi hijo no miente”.
Se le señala que A. menciona niños que no concurren en su turno, esto produce un efecto pacificador en los padres. En un relato de un hecho fenoménico, dicho al pasar, la madre relata que A. aún duerme en la cama matrimonial, mira “gran hermano” programa en el cual según refiere se presentan escenas de sexo explícito. La analista señala el significante: “protección al menor” para señalar que hay escenas que deben estar veladas y como un modo de implicarla en cuestiones del niño.
Diagnóstico médico: Trastorno generalizado del desarrollo (no especificado)
Situación escolar: Primer grado en curso (por segunda vez) al momento de su admisión. A Comienza entrevistas de admisión en la institución por sugerencia de la E.O.E. Si bien no alcanzaba los contenidos mínimos esperables para su edad, la mayor dificultad que aducía el gabinete era su hiperactividad: deambulaba de un lado a otro, escasa concentración, labilidad, impulsividad, poca tolerancia a la frustración, fueron rasgos que lo ubicaron como un niño inadaptado. En una primera instancia desde el gabinete escolar intervinieron derivando al niño a un psiquiatra infantil. Si bien realizaron la consulta, la medicación alcanzó para calmar sólo parcialmente su hiperactividad. Desde la escuela plantearon la reducción horaria al momento de admisión del niño a nuestra institución.
Cuando la escritura se constituye en un semblante.
A se presenta como un niño desobediente a los límites. En el marco de un abordaje institucional sostenido “entre varios” denominado red de talleres -que en tanto plan de tratamiento pre liminar, requiere que se tracen ejes de trabajo caso por caso- los terapeutas escuchan a los niños UNO POR UNO alojando aquello que el niño trae.
A. participa del taller llamado ¨ Taller de apoyo a la gestión educativa¨, el mismo fue pensado para alojar a niños en edad escolar, en los cuales pensamos viable su inserción en el sistema educativo. En este espacio utilizamos para el trabajo cuatro ejes que Cassany menciona como cuatro macro habilidades del lenguaje: hablar, escuchar, leer y escribir, de las cuales nos servimos para direccionar el trabajo con estos niños. Si bien el objetivo no es enseñar, nos servimos de estos significantes amos que la educación provee para introducir la incógnita del enigma del deseo en el lugar del ideal normativizante. No se trata de psicoanalizar la educación sino que la educación pueda servirse del psicoanálisis.
Durante el trabajo con A. surge el interrogante entre los terapeutas del equipo si la no aceptación de límites se articula a una falla en la comprensión o bien se constituye en una respuesta del niño a las exigencias del Otro.
No logra permanecer en los espacios de trabajo por mucho tiempo, deambula de un lado a otro sin rumbo.
En su lengua particular hallamos frases repetitivas y frases articuladas por el niño, dirigidas a su partener en las cuales pregunta insistentemente si está bien lo que hizo.
En el lenguaje escrito hace un uso mecánico del lenguaje. Aún cuando lee y escribe, en reiteradas ocasiones pregunta con que letra va determinada palabra. Ante la respuesta que va con la L, A escribe LAELE y continúa con las demás letras de la palabra. Este es el modo en el que el lenguaje se presenta para este niño

Los usos del psicoanálisis en la institución.

Este niño mostraba un particular interés por la escritura de palabras. Pudimos constatar que cuando escribía lograba permanecer en el espacio de trabajo y acotar su hiperactividad, de modo que ante la pregunta del niño: ¿cómo se escribe?, comenzamos a invocar los sonidos colocándonos niños y terapeutas bajo el cielo de la sonoridad de las palabras.
Esa sonoridad le permitió a A. no sólo acceder a escribir palabras y servirse del lenguaje escrito sino a leer y descubrir que las palabras dicen algo y están ahí para que alguien las lea. Los terapeutas se constituyeron en sus escribas en los juegos homofònicos. Momento en el cual A. comenzó a servirse del lenguaje escrito para escribir relatos. “El psicoanálisis ofrece así, con el objeto psicoanalista, un espacio entre paréntesis, donde el paciente tiene la oportunidad de ser sujeto.” (*)
La escritura funcionó como un significante amo ordenador. Este recorte permite vislumbrar cómo el viraje de LAELE – petrificada, holofraseada del comienzo- a lo homofònico de lalengua posibilitó a este niño una forma mínima de lazo social.
“En la psicosis, el estado de funcionamiento de lalengua está de entrada desenganchado de todas las ilusiones de funcionamiento normalizado, común, estándar. El lazo social fue tocado, y se tiene siempre una dimensión de lengua privada. Tenemos una lengua que posee resonancias particulares, hasta los niveles más profundos e insospechados…informarse sobre esta particularidad es al mismo tiempo entregarse a la traducción.”


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Bibliografía

Lacan, Jacques: Seminario: El revés del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidòs.

Stevens, la psicosis en la infancia, Ob.cit.

Foucault: Microfísica del poder. Madrid, 1957

Autores, Varios. La psicosis en la infancia. Atuel. Buenos Aires. 1998.

Laurent: El sujeto, lo particular y la regla. Salud mental Nª 2, Buenos Aires, 1998.

Lacan Jacques, Las relaciones de objeto. Bs. As. Paidòs.

J.A.Miller.: “Las contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico.” El caldero de la escuela. Junio/1999. Pág.11

J.A. Miller: “Las psicosis ordinarias.” 2003. Paidós